
Las manzanas son estupendos alimentos. Además de ser tener buen sabor, son una gran fuente de vitamina C. Investigadores en Polonia observaron que las personas que comían al menos una manzana al día tenían menos riesgo de desarrollar cáncer de colon que las que no lo hacían. Atribuyeron este hallazgo a dos posibles razones.
Otras propiedades
Otros estudios han señalado cómo los fitoquímicos en las manzanas pueden ayudar a reducir el riesgo de ciertos tipos de cáncer. La quercetina, un flavonoide natural en las manzanas, puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de páncreas. Y un equipo de investigación de la Universidad de Cornell encontró otros fitoquímicos con el potencial de matar o ralentizar el crecimiento de al menos tres tipos diferentes de células cancerosas humanas: colon, mama e hígado.
Sin embargo, conviene comerse las manzanas enteras, con cáscara (a menos que tenga una razón de salud para no hacerlo). Ahí es donde reside la mayor parte de la fibra y los fitoquímicos.
Las manzanas también son una buena fuente de fibra soluble llamada pectina, la misma sustancia que hace que las mermeladas y jaleas se gelifiquen.
Las fibras solubles como la pectina son conocidas por su capacidad para reducir el colesterol y el azúcar en sangre a medida que pasan sin digerir a través de nuestros intestinos. Estas fibras no digeridas también alimentan a las bacterias beneficiosas en nuestro intestino, lo que ayuda a dominar a las bacterias dañinas que causan enfermedades.
Una manzana de tamaño medio (150-200 gramos) tiene entre 46 y 64 millones de células. Pero la mayoría de la manzana es sólo agua y azúcares: 85 % de agua y 11 % de azúcares.