
Martin Duram, de 45 años, fue hallado muerto con 5 heridas de arma de fuego en su casa de Sand Lake, Michigan.
Su esposa, Glenna, es sospechosa pese a haber aparecido con una herida de bala en la cabeza y haber sobrevivido.
Los Duram tenían un loro, que ahora es cuidado por la ex esposa de Martin, Christine.
Todo era normal hasta que varias semanas después de los hechos, Christine escuchó a Bud hablando tanto con voz masculina como femenina como teniendo una conversación, según un artículo en Detroit Free Press.
En la voz de hombre, el loro dice “vete”, seguido por la voz de mujer que expresa “¿dónde iré?, respondiendo la voz de hombre “no dispares”, junto a un insulto.
Tras escuchar eso, la ex esposa de Duram alertó al fiscal del caso, quien pese a no conocer antecedentes de un loro ante un juez, menos de testigo, expresó que analizaría si es posible admitirlo como una evidencia.
Las expresiones de Bud son reales y no se cuestionan.
Pero los que los expertos no creen, que las haya tomado de la escena del crimen.
Una experta de Harvard, comentó que el tema es si un loro puede aprender una frase con escucharla una vez.
Para ella, que ha trabajado años con un loro gris, la respuesta es no, porque requieren mucha repetición.
La conversación que repite Bud pudo haberla tomado de algún programa de televisión, de la radio, según los investigadores consultados.
Los padres de la víctima le creen al loro. Aunque la esposa Glenna afirma que no mató a su esposo, la policía encontró cartas de despedida. Un aparente caso de homicidio-suicidio.
Este no es el único caso criminal donde ha estado un ave. En 2001 un hombre fue muerto en Dallas, su cacatúa atacó al asaltante hiriéndolo y salpicando de sangre una pared. El análisis de ADN permitió identificar al asesino.