
Por: Hérika M. Avilés
A menudo se hace complicado organizarse y tener momentos de relajación durante la semana, ya que los horarios y rutinas suelen ser limitados. Esto no nos debe impedir dedicarnos un rato del día para recargar baterías y volver a arrancar con más ánimo. El separar unas horas, minutos o incluso segundos para relajarse y dedicarse tiempo es muy importante.

¿Cómo logro un ambiente de relajación?
Para comenzar, se recomienda despejar la mente de pensamientos negativos o de las cosas que queden pendientes por hacer. La mente y nuestros pensamientos tienen mucho poder sobre nosotros. Toma tiempo para trabajar tu respiración y disminuir tu ritmo cardiaco. Esto hará que la oxigenación fluya mejor a tu cerebro y se liberen hormonas de endorfina. Sus efectos son similares a los opiáceos sintéticos en su acción como analgésico, ya que producen sensación de bienestar e incluso euforia.

1. Descalzos de todo
Sal a tomar aire libre en el patio, quítate los zapatos y siente la grama. Esta técnica se llama “earting o grounding”. Terapias como la reflexología o la acupuntura indican que en la planta de los pies se encuentran terminaciones nerviosas muy importantes. El estar descalzo sobre la hierba o tierra nos permite balancear nuestro centro y recargar energías. Esta costumbre ancestral tenía importancia, no solo por no existir el calzado, sino porque el ser humano está diseñado para caminar descalzo. Si no hay un patio cerca o no quieres hacer “earthing” puedes optar por otras prácticas.

2. Naturaleza en casa
Enciérrate en un lugar callado con temperatura agradable. Pon tu mente en blanco y escucha lo que te rodea. Puedes poner música relajante o sonidos de la naturaleza. Escuchar un río fluir, las olas del mar o el cantar de los pájaros, casi siempre nos trae buenas memorias de buenas compañías, días soleados y risas sin fin. Imagina como caminas por la orilla del mar o por las piedras del rio mientras el sol te rosa la cara.

3. Baño relajante
El agua caliente tiene efectos relajantes para nuestro cuerpo. Al estar sumergidos un rato en agua tibia o caliente nuestros músculos suelen liberar la tensión del cumulada lo que nos permite tener menos dolores. Para añadir beneficios puedes aplicar sales de baño, plantas pulverizadas o incluso avena coloidal al agua de la tina. La piel absorberá estos ingredientes y recibirá los nutrientes, brindándole un efecto sanador de forma natural.